Por: Camila Ansaldo. 25 de noviembre de 2023. Ushuaia
Cada vez que alguien se refería, se refiere y probablemente también cuando se refieran en el futuro próximo al hito que marcó la banda de Mataderos, al decidir tocar en una tierra prácticamente desconocida para el mundo del rock, surgirá una opinión en común, «sólo La Renga era capaz de hacerlo».
Que una banda convoque miles de personas no es una novedad, pero que una de ellas lo haya hecho en el Fin del Mundo, nunca dejará de ser sorprendente.
La Renga lleva años planificando giras por distintas regiones del país, que invitan a sus fieles seguidores a conocer rincones y parte de la historia de Argentina que probablemente desconociesen en gran parte si no fuera por la banda de rock que los lleva a sumarse a cada una de sus aventuras. La reivindicación por la cultura nacional y de los pueblos originarios se puede apreciar en su música, que a través de distintos estilos quedó plasmada en los 10 discos que integran su discografía, desde 1991 con «Esquivando charcos», hasta el 2022 cuando publicaron su último trabajo hasta el momento titulado «Alejado de la red».
Desde que comenzaron a organizar recitales por distintos puntos del país, tocaron en 22 provincias argentinas y solo les quedaba una pendiente: Tierra del Fuego. Las primeras impresiones que surgieron cuando comenzaron a circular los rumores sobre la posibilidad de que La Renga toque en el «Fin del Mundo» fueron una mezcla de incredulidad y sorpresa, que en más de una ocasión se expresaba en un pesimista «no creo que lo hagan», que al ser confirmado oficialmente se transformó en un entusiasta «era verdad, ¡Vayamos!»
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Ushuaia tiene 190.641 mil habitantes, según el último censo realizado en 2022, y es conocida por ser la «Ciudad más Austral del mundo», ubicada entre el último tramo de la Cordillera de los Andes y el canal de Beagle. También, es reconocida por su cercanía con las Islas Malvinas, que la llevó a convertirse en un escenario clave durante la guerra de 1982, donde los soldados hacían base antes de partir hacia la zona de conflicto.
Su ubicación geográfica, a pocos kilómetros de la región antártica, la llevó ser catalogada como una ciudad con «demasiado frío» y con «precios muy altos» durante mucho tiempo. Si bien ambas teorías tienen su sustento, el contexto de los últimos años llevó a romper con esas barreras y a ser percibida como un gran destino turístico con paisajes de cuentos, que comenzó a recibir cada vez más turistas desde todos los rincones del mundo.
A pesar del acostumbramiento a relacionarse con el turismo, comerciantes y residentes fueguinos de todas las categorías coincidieron en que jamás imaginaron lo que La Renga provocaría en sus vidas al anunciar que uno de sus banquetes se celebraría en su tierra. Claro que el público que suele asistir a este tipo de eventos ya no se sorprende por la magnitud de gente que se moviliza en estos shows, pero para quienes no tienen contacto con este mundo, no logran dimensionarlo hasta que lo tienen frente a sus narices y en este caso lo generado por La Renga, será algo que jamás podrán olvidar.
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Los primeros rengueros comenzaron a llegar unos 10 días antes del recital. La mayoría de los que viajaron se organizaron para poder pasar varios días en Ushuaia, para conocer y disfrutar lo máximo posible de los atractivos que ofrece la provincia. Llegaron de todas las formas posibles y hasta las que se creían imposibles, también. Estuvieron quienes llegaron a costearse un pasaje en avión, otros que dedicaron días enteros de viaje en micro, los que prefirieron el auto para disfrutar del viaje a su tiempo y no faltaron los que decidieron partir en bicicleta o «a pata» con un cartel anunciando su destino, para que algún alma caritativa se apiade y los sume a sus viajes, que obviamente (y por suerte) existen en cantidad.
En un golpe de magia para los fanáticos de las motos y de los motorhome, (coincidentes en gran medida con el fanatismo por La Renga) el mismo fin de semana del espectáculo pudieron asistir a encuentros nacionales de sus vehículos, que los llevó a realizar la hazaña de manejar en una zona poco explorada por la complejidad de sus rutas, y que les permitió lucirse con sus «fierros» con la Cordillera de los Andes de fondo, en el mejor de los retratos.
La cifra estimada dice que la cantidad de asistentes superó las 20 mil personas, pero en el lugar daba la sensación que esa cifra se multiplicaba por 2 al ver colapsados los bares, restaurantes, los almacenes que recibieron la ayuda de sus familiares para asistir la demanda y de los lugares de alojamiento que no dieron abasto, a pesar de la gran cantidad de carpas que resistieron a la intemperie las lluvias y sensaciones térmicas que por momentos se encontraban por debajo de los 0°.
Esa inmensa cantidad de gente que colmaba todos los espacios entre las montañas y el agua se traducía en una palabra: fiesta. En todas las cuadras se podían encontrar con arengas de grupos de amigas, de amigos, de familias enteras ya conformadas y otras que lo hicieron allá, como la pareja renguera de Santa Fe que decidió ir a casarse en la Iglesia de Tierra del Fuego. La mayoría de los viajantes se vio confundida con la particularidad de la zona que seguía siendo de día hasta después de las 22 horas, lo que llevó a que los festejos se sostengan hasta altas horas de la madrugada.
Si bien el concepto recital comprende también la previa y el post del show, es el día en el que toca la banda donde toda la alegría se intensifica, creando un aire de expectativa muy alta que contagia y emociona siempre, como si se tratara de una primera vez.
Desde las primeras horas de la mañana pudo verse a las personas que llevaron remeras y recuerdos con la fecha inscripta en sus dorsos para vender, desplegados en mantas que marcaban el camino que culminaba en el ingreso al hangar del viejo aeropuerto, que esa jornada se vistió de rock. Claro que no faltaron los puestos con comida, brebajes y grupos de gente saltando alrededor de un parlante que musicalizaba el momento con las canciones que el público deseaba escuchar en apenas unas horas.
Si bien la gente local no tenía experiencia en un evento de tal magnitud, lograron desempeñarse de una manera muy efectiva, que ayudó a que el espectáculo transcurra de la mejor manera posible.
Si bien la producción insistió con que el comienzo del show sería a las 21 horas puntual, y muchos lo creyeron por suponer que la transmisión en streaming así lo exigía, la mayoría supuso que una vez más se informaba un horario para comenzar una hora más tarde, por lo que el lugar comenzó a llenarse pasadas las 21.30 horas, 4 horas y media después de la apertura de puertas. Los primeros en llegar cantaron casi en loop constante el cántico característico de los seguidores de la banda que le piden a La Renga que «vaya al frente» más otros condimentos que mejorarían la estadía, sumado a «el que no salta es un inglés» con la reivindicación por las Malvinas más latentes que nunca, y recibieron una sorpresa especial por parte de «Tete», el bajista de la banda, que se acercó a saludar y sacarse fotos con los que ya se encontraban contra las vallas desde temprano, para garantizarse la primera fila.
Cuando faltaban 5 minutos para las 22 horas se empezaron a escuchar los primeros acordes que instantáneamente levantaron como por obra de magia una gran cantidad de banderas de palo que comenzaron a flamearse cada vez más rápido, y llevaron a todos los ansiosos por poguear a apurarse para acercarse lo máximo posible al escenario, al mismo tiempo en que empezaron a formarse las primeras rondas desde la mitad del predio hasta adelante, donde el público terminó de ajustarse las zapatillas y de guardar bien sus objetos personales antes de empezar a saltar. El encargado de abrir el show fue «Tripa y Corazón», uno de los clásicos infaltables al que sin demoras se le sumó «Buena Pipa», «A la carga mi rocanrol», «A tu lado» y «Desnudo para siempre (o Despedazado por mil partes)», en una lista que ya dejaba ver su intención de hacer saltar lo máximo posible al público, y ayudarlo a no sentir los 4° que marcaba la temperatura en ese momento. La escenografía ocupó un lugar muy importante, ya que a través de proyecciones realizadas en las blancas paredes del hangar, lograron crear un recurso audiovisual que permitió aumentar el disfrute del show al ver a los músicos en distintos recuadros que iban alternando con ilustraciones que acompañaban las letras y la música. La lluvia que apareció cerca de la mitad del recital fue tomando cada vez más fuerza, hasta dejar a la gente saltando con por lo menos 3 capas de ropa puesta. De todas formas, ni el frío ni la lluvia lograron mover a nadie del lugar que permaneció repleto hasta el final de la noche. Las canciones elegidas fueron las ideales para mantenerse en constante movimiento. Las más cantadas del día/noche (ya que fue oscureciendo con el correr del recital) fueron: «Motoralmaisangre», «El ojo del huracán», «Bien alto», «Cuando vendrán», «Corazón Fugitivo», «El rito de los corazones sangrando», «El juicio del ganso» y «Estalla», entre otros. Luego de «Oscuro diamante» estaba previsto un intervalo que duró menos de lo planeado porque, según dijo al volver «Chizzo», cantante de la banda, sabían que su gente estaba mojada y con frío, por lo que no los querían hacer esperar.
La Renga siempre se caracterizó por ser una banda que expresa su visión política de la vida, y es el propio Chizzo quien aprovecha los recitales para hacer más explícito el parecer del grupo sobre distintas cuestiones. En el show anterior que realizaron en Concordia, hizo una gran cantidad de declaraciones en las que repudiaba el malestar del pueblo y la utilización del espacio político de La Libertad Avanza de su canción «Panic Show», por no coincidir con los valores de sus representantes. Sin embargo, esta vez no se realizaron expresiones acordes al contexto, y se supone que fue para no generar rispideces en el público. Si bien la mayoría comparte las ideas de los músicos, que concuerdan con visiones más cercanas a los derechos humanos y la justicia social, orientados por las votaciones del 19 del noviembre en las que la mitad del país eligió a Javier Milei como su Presidente, era innegable que muchos de sus votantes estaban presentes esa noche también. No obstante, en el medio de «Panic Show», Chizzo decidió que nuevamente se entienda la perspectiva de la banda, lanzando entre medio de su solo de guitarra un «Ojo Milei».
Tal como sucedió en el recital de Roger Waters en River, y en algunos otros que se llevaron a cabo después del balotaje, pudo escucharse en varias oportunidades el cántico «el que no salta votó a Milei» entre gran parte de los presentes.
Las últimas 3 canciones fueron las que la mayoría de las veces aparecen como las elegidas para coronar la fiesta: «Ruta 40», «La razón que te demora» y «Hablando de la Libertad». Al terminar, pasadas las 00 horas y luego de recibir su merecida ovación por el despliegue y por haber generado una experiencia impensada hasta ese momento, los músicos bajaron a regalarles púas a su gente que una vez más le recordó a la banda que el vínculo conformado es tan fuerte y emocionante que no importan donde decidan tocar, porque allí estarán «los mismos de siempre» para acompañarlos.
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Por el momento está confirmado que el próximo recital de La Renga será el 13 de abril en Uruguay, pero en las últimas semanas trascendió que la banda tiene intenciones de volver a tocar en Huracán, pero que los trámites que exigen desde el Gobierno de la Ciudad complican la organización. Por ese motivo, comienza a crecer la posibilidad de que el trío se suba a los escenarios en Racing en el comienzo del 2024.
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